El Solo de Concurso de Henri Rabaud, una joya del repertorio francés
- Gabriel Blasberg

- 8 nov
- 2 Min. de lectura
Actualizado: hace 2 días
VIDEO
VIDEO YOUTUBE
Henri Rabaud (1873–1949) fue uno de los músicos franceses más destacados de su generación. Compositor, director de orquesta y docente, desarrolló una carrera brillante que lo llevó a dirigir la Ópera de París, la Orquesta Sinfónica de Boston y, más tarde, el Conservatorio de París, donde sucedió a nada menos que Gabriel Fauré en 1922. Conservador por naturaleza —fue famoso por su frase “el modernismo es el enemigo”—, Rabaud mantuvo siempre una estética clásica y equilibrada, centrada en la claridad formal y la expresividad melódica.

El Solo de Concurso de Henri Rabaud para clarinete y piano Op. 10, fue compuesto en 1901 para el clarinetista Charles Turban, profesor del Conservatorio de París. Como todas las piezas de concurso (pièces de concours en francés), su objetivo era evaluar el dominio técnico y expresivo de los estudiantes que aspiraban a graduarse. La obra fue utilizada en varias ediciones del certamen (años 1908, 1915, 1925 y 1937), lo que demuestra su popularidad y valor pedagógico.
Desde su creación, el Solo de Concurso se ha convertido en una obra clave del repertorio francés para clarinete. Es exigente pero muy placentera de tocar: combina pasajes virtuosos con momentos de gran lirismo. Su duración es de entre 5 y 6 minutos.
Recientemente (noviembre del año 2025) decidí grabarla y más arriba pueden ver el video de mi versión junto al pianista coreano Jiung Yoon. Disfruté mucho el proceso de volver a estudiarla, también con la idea de interpretarla de memoria, que es algo que me gusta mucho.
En cuanto a su estructura, está dividida en tres secciones claramente contrastantes:
1) Introducción libre o recitativo
Empieza con un pasaje rapsódico, casi improvisado, donde el clarinete despliega intervalos amplios y arpegios sobre bajos o acordes sostenidos del piano. Este comienzo tiene un aire introspectivo y expresivo, como un monólogo que prepara el terreno para lo que sigue.
2) Sección lenta (Sarabande o Largo)
Tiene el carácter solemne y melódico de una danza barroca. El clarinetista debe demostrar control del legato, respiración, afinación precisa y belleza en el fraseo. La escritura, elegante y equilibrada, recuerda el lenguaje de Johann Sebastian Bach filtrado por la sensibilidad romántica francesa.
3) Allegro final
Sin transición, la música se anima y se vuelve ligera, casi festiva. Encontramos escalas rápidas, saltos de registro, arpegios y articulaciones brillantes. Un momento de virtuosismo: el clarinetista debe combinar agilidad técnica con energía y precisión rítmica.
El Solo de Concurso de Henri Rabaud resume el espíritu académico del Conservatorio de París a comienzos del siglo XX: equilibrio entre lirismo romántico y rigor técnico. Aunque, como dice más arriba, Rabaud no se alineó con las tendencias modernistas de su tiempo, su escritura revela algunos refinamientos armónicos y modulaciones que aportan color y frescura. El resultado es una obra perfectamente balanceada: exigente, expresiva y de un encanto típicamente francés.
Más de un siglo después, el Solo de Concurso sigue formando parte del repertorio habitual de estudiantes y profesionales, ideal tanto para exámenes y audiciones como para recitales. Una pieza que representa lo mejor de la tradición francesa: música clara, refinada y profundamente idiomática para el clarinete.
Nota: más abajo pueden dejar una calificación en estrellas sobre este artículo, y un comentario, si lo desean.



Comentarios